viernes, 25 de septiembre de 2009

LA LEYENDA DEL LOS MUERTOS QUE ESPERAN

LA LEYENDA DEL LOS MUERTOS QUE ESPERAN

En los más remotos tiempos, cuando el Sol no era padre de los primeros habitantes de las tierras yungas, los muertos no eran sepultados en cuclillas, ni se procuraba, en manera alguna, su momificación. Corren las edades y el Tiempo, el único triunfador y constante, aquel que nunca se apresura y que nunca olvida; aquel que siendo ciego no ha equivocado hasta ahora el camino; el que no vitupera ni ensalza; el equilibrado perfecto, trae a los hombres el mensaje del Padre y Creador. La leyenda quiere ver al Tiempo disfrazado de Sol, recorriendo los arenales y las tierras feraces, para decir a los hombres que El es su progenitor, que le obedezcan, porque pretende conducirlos a su lado, al Eterno Azul. El les enseña la dualidad existente: día y noche, luz y obscuridad, trabajo y descanso, vida y muerte, y les dijo: "No os detengáis jamás. El descanso es la espera. ¡Seguidme! Los muertos se levantan y vienen a Mí y los vivos se apresuran". Y los hombres –discurriendo imaginatívamente– que ven al Sol tan lejano, pero que les quema tanto, consideran que los círculos constantemente repetidos que ejecuta, lo mismo que sus apariciones periódicas, son la prueba palpable de su oferta; que los está esperando, y a fin de que los muertos puedan continuar su ruta hacia El, comenzaron a sepultarlos de cuclillas, en posición de descanso, como para recordarles que no están del todo derrotados; que se hallan listos, esperando, para seguir su marcha hacia el Sol, su padre. Y a fin de que cuando se realice esta unión, no se encuentren descompuestos y sus restos diseminados, se procedió a su momificación; porque de esta manera los muertos que esperan no se demorarían para reconstruir sus cuerpos y saliendo de sus sepulcros, engrosarían la macabra caravana de la Muerte, que vuelve a la Vida